Blanca Portillo ha sido declarada la mejor actriz de teatro del año en el certamen por su papel de Sonya en Afterplay; una mujer que salía derrotada en Tio Vanya y rechazada por el Doctor Astrov. En la obra -basada en un texto de Brian Frield- Sonya -según las propias palabras de la intérprete- había ganado en amargura mientras construía inciertos planes de futuro en la cafetería de una estación de tren.
La interpretación de Portillo tiene algo en común con la de Elisenda Ribas -mejor actriz de reparto-: un trabajo sútil y lleno de aristas, y que tiene la virtud de "parecer fácil". En Demasiado humano Ribas encarnaba a la cuidadora de Nietzsche, una mujer cariñosa que no le importaba dar de comer (en cucharadas) a "su niño", que no ocultaba su resentimiento a su marido fallecido (matizando así su bondad), y que indignada era testigo de la muerte de Nietzsche, acelerada por culpa de la mezquindad de los hombres.
Juan Pedro Carrión, mejor actor por Cyrano de Bergerac, supo dotar de energía, inteligencia y sensibilidad al poeta/soldado que se ocultaba entre las sombras para poder hacer brillar a Cristián (Cristóbal Suárez).
Enhorabuena a los tres actores, que desempeñaron sus roles en el Teatro Español.
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